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El neuromarketing se encarga de aplicar técnicas de las conocidas como neurociencias, estudiando los procesos mentales y los comportamientos de los consumidores en el ámbito de las compras.
El propósito principal de esta rama es el de entender por qué las personas se comportan de una determinada manera. En este sentido, es esencial saber cómo interactúan con las marcas, qué los motiva a adquirir sus productos, sus deseos o qué los conduce a realizar una compra.
¿Cuál es el objetivo principal del neuromarketing?
Esta rama de especialización englobada dentro del marketing contribuye a la obtención de información llena de detalles sobre cómo reaccionan los consumidores ante determinadas situaciones de compra.
Por esta razón, la razón de ser de esta ciencia es la de analizar cómo implementar los recursos necesarios para mejorar las campañas de marketing y ventas de una compañía.
¿Cuándo nació el neuromarketing?
Fue el holandés Ale Smidts quien, en 2002, acuñó el término de ‘neuromarketing’ que conocemos hoy en día. Definió este concepto para poder explicar cómo se aplican las diferentes técnicas de la neurociencia en el ámbito del marketing más puro.
Se trata de saber qué quieren los consumidores, qué se activa en el cerebro de las personas y los impulsa a comprar. Este conocimiento es clave, y es que influye directamente en cómo trabajan las empresas posteriormente para vender sus productos y servicios.
Sin embargo, a pesar de que esta palabra se puso de moda pasados los 2000, lo cierto es que su origen data de 1999. Ese año, se llevó a cabo un importante estudio sobre el comportamiento de los consumidores, de la mano del profesor Gerry Zaltman.
El estudio en cuestión fue el fMRI, una evaluación médica de neuroimagen nada invasiva que se emplea para conocer las funciones del cerebro humano, detectando cambios en el flujo sanguíneo relacionados con la actividad neuronal derivada de la realización de actividades concretas.
¿Cuáles son las técnicas del neuromarketing?
Conocer las emociones de los consumidores es esencial para llegar a ellos, por lo que existen diferentes técnicas para hacerlo. A continuación, te hablamos de algunas de ellas.
Eye tracking
Es una de las técnicas de neuromarketing más utilizadas por las empresas, ya que se basa en comprender a los consumidores en sus reacciones ante ciertas imágenes. Con un simple seguimiento ocular, es posible obtener información de interés sobre el usuario.
Del mismo modo, pueden usarse también softwares dinámicos, con los que se consigue medir el tamaño de la pupila del sujeto de estudio, saber dónde mira exactamente esa persona, la secuencia en la que los ojos miran de un lugar a otro o el número de veces que parpadea.
Resonancia magnética funcional
Esta técnica ayuda a los profesionales que llevan a cabo el estudio a llegar a lo más profundo del cerebro, sabiendo de primera mano dónde se produce la actividad cerebral. Es algo similar al electroencefalograma, del que te hablaremos a continuación.
Electroencefalografía
Es una técnica flexible y con un coste bastante bajo que se basa en la aplicación de electrodos sobre la cabeza de los sujetos a estudiar. De esta forma, se miden corrientes eléctricas en tiempo real, con el propósito de ver dónde se produce en mayor medida la actividad cerebral. Como punto en contra, no es efectiva para alcanzar las áreas profundas del órgano más complejo de nuestro cuerpo.
Respuesta galvánica de la piel
Gracias a la colocación de electrodos en los dedos, se estudia cómo reacciona la piel ante determinados estímulos visuales. Patentó este modo de trabajar una empresa española, ICON MULTIMEDIA, y es ampliamente usada para medir reacciones ante capítulos de series, programas o campañas televisivas.
También es frecuentemente utilizada en el ámbito político y empresarial, donde se emplea para conocer la capacidad comunicativa de políticos y empresarios. En su ejecución, cobra un gran protagonismo la secreción de sudor, así como la conductancia de la piel, dado su estrecho vínculo con las emociones.
Ritmo cardiaco
El latido del corazón se controla de forma muy frecuente para ver cuál es la atención de una persona hacia un determinado estímulo, conociendo si sus emociones son positivas o negativas.
Conociendo esto, es posible que las marcas actúen con información muy valiosa y de primera mano para tomar mejores decisiones y facilitar a la compra de esos productos o servicios.
Ejemplos del neuromarketing
Encontrar ejemplos de esta ciencia es más fácil de lo que parece, y es que son algo muy cotidiano. Uno de los más destacados puede ser el de aquellos comercios que modifican sus precios para que estos parecieran más bajos a simple vista.
¿Afecta que en lugar de 210 euros ponga 209? Sí, y es que el ser humano asimila que ese producto tiene un precio más barato de lo que en realidad es, si comparamos que la otra cifra solamente supone un euro más.
El neuromarketing visual va mucho más allá, y tiene en cuenta colores o tamaños para que las cosas nos entren por la vista. Por ejemplo, el color amarillo suele asociarse a las ofertas, mientras que otros como el verde o el marrón están más asociados a productos ecológicos o bio.
No es la única forma en la que esta ciencia manipula o juega con nuestros sentidos. Lo hace también a través del sentido del oído, con estímulos a través de la elección de la música en determinados establecimientos, así como de su ritmo o su volumen.
Terminamos con el neuromarketing kinestésico, el encargado de estudiar el comportamiento del consumidor en base a los sentidos del gusto, el olfato y el tacto. ¿Alguna vez has notado cómo ciertas tiendas tienen un aroma característico? Pues eso forma parte de esta rama del marketing.
¿Conocías ya algo sobre el neuromarketing? ¿Habías reparado en algunas de las tácticas que emplean en alguna ocasión? ¡Te leemos en comentarios!